Para Nacho
La luz vuelve a la luz con el silencioso estallido de una burbuja de humo que retoma el camino de vuelta a casa.
Se hace presencia visible en la corolas de la memoria, mientras hilvana pétalos sobre las mantas alfombradas por la ausencia.
La luz teje con agujas de plata sobre el vértice de una luna virginal y voluble.
Pero aquí sigues tú, recién vestido con los tules de la lluvia, de la lluvia enamorada -mitad corazón, mitad brisa-. Y el mar, al fondo, tras las colinas, con su fidelidad precisa de arena blanca y caracolas limpias.
Te está esperando: Luz de amor, luz de agua.
La luz vuelve a la luz. Espéranos.
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