Deberían existir días en el calendario,
o mejor… no existir.
Días como hoy, por ejemplo,
un hoy sin numeración, sin nombre.
Días vacíos de celebraciones y milagros,
hueros de acontecimientos,
de multas y pecados.
Días como hoy, sin presente,
en los que nada nos evoque el pasado,
en los que nadie nos empuje al futuro.
Días ausentes de sal, carentes de azúcar,
pletóricos de aburrimiento y euforia,
en los que Dios y Satán, multiplicando peces,
descansen de su labor germinal.
Días como hoy, un hoy sin muerte, sin vida,
un hoy en el que presentarse ante el espejo,
desnudos, con el alma de la mano
y sonreír felices, y enamorarse de tanta suerte.
de «La Revolución del Llanto» – Editorial Torremozas (1994)
Yo siempre he sido un firme defensor de las bondades de que no pase nada.
De todos modos, está bien que pasen cosas, eso sí, siempre buenas.
Un abrazo, compañero de palabras.
Días en que Nada sea la palabra precisa, en que Todo sea mi interior en movimiento …. en los que la Vida ocupe la infinitud de mis pensamientos …. esos días en que sepa que el milagro es …. que estoy viva y respiro …. ¡guauuuuu!
Ay Juana!!! eso es poesía… hacer de los días normales un milagro.
Gracias por seguir trayéndome la luz de tus palabras.
Besos grandes, guapa.
Muchísimas gracias Florence. Bienvenida.
Un abrazo.