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DÍA 6: Poesía para comer

Hoy comeremos poesía para aliviar la dieta estricta de este confinamiento.

De primero: unos pareados con salsa de tildes agridulces.

De segundo: un soneto repentino, vuelta y vuelta, con aroma de tomillo y hierbabuena.

Para el postre: un romance de chocolate con frambuesas asonantes sobre un lecho de sinalefas almibaradas.

Para beber: 1 copita de Ribeiro de Rosalía, agua fresca de la fuente de Machado y una mistela dulce en honor a nuestro oriolano Miguel.

Hoy en casa comeremos poesía. Estáis todos invitados.

 

A MEDIAS

Cuando era una niña
soñaba con encontrar un príncipe azul,
un galante caballero, un enamorado eterno;
por eso, hasta bien entrada mi juventud,
errante por los lagos y las charcas,
oteando entre los juncos y las charcas,
hallé y besé la boca de todas las ranas.
(Nadie me enseñó jamás
que hay cuentos que son ciertos
sólo a medias)

"Pájaros en la Memoria"

A MENUDO

A menudo, el amor nos pide
una limosna en cualquier esquina.
Pero nunca llevamos esa moneda,
o rehuimos su mirada,
o salimos corriendo temiendo su asalto,
o no es el día propicio para la caridad,
o, sencillamente, estamos sordos de no escuchar.
Lo cierto es que, a menudo,
el amor pide limosna en una esquina
y nos negamos, ciegos,
creyéndonos hartos de tanto dar.

"La Revolución del Llanto" Ediciones Torremozas

Poema de amor para los hijos


Te quiero todos los días.
Incluso con lluvia.
Con viento, con sol o silencio.
Te quiero sobre la soledad del olvido,
con la algarabía de la verbena,
con el insufrible descalabro del infierno
o en la perfecta armonía del inalcanzable cielo.
Te quiero.
Te quiero todos los días.
Entre los peldaños que bajan.
Sobre las escaleras que ascienden.
En este columpio enamorado y valiente
sobre el que te mueves,
como una lírica mariposa
que busca luz y alas para esa sed de eternidad.
Te quiero todos los días.
Incluso cuando ni siquiera sabía que existías.

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