Han intentado matarme los ciclones de la hipocresía, los virus insurrectos de la incipiente democracia. Me he dejado un codo, la virginidad y varios dientes y ya voy resintiéndome de esta cadera o de aquella rodilla. «Los años no pasan en vano», me lo dijo aquella anciana que vivía en la Biblia y se hartó de parir hijos a la sombra de un hombre, que según la costumbre, era santo. He recorrido el mundo al compás de mis zapatillas y estoy dejándome la esperanza en cualquier esquina del llanto.
Sigo viva.
Mi sombra me acompaña a pesar de la lepra de mi silencio, por eso le cuento fábulas alrededor de una hoguera inventada para que siga aquí, arrítmica e insondable, como yo. Pero tengo mucha suerte, a veces me vislumbro siendo otra que no soy yo y me compadezco de esa otra-mí-misma, de tanta perfección idealizada, de esa bondad de plástico que supuran las esquinas cuadradas del desaliento.
Por eso sigo aquí: desarticuladamente enamorada, lamiéndome las últimas vísceras con la lengua viperina de las verdades incipientes, caóticamente fugaz y tan perecedera como esas hojas que, ahora, crujen bajo mis suelas. Pero dejadme que hoy, y sin que sirva de precedente, me alegre por mi sonrisa y por esta luz de eterna esperanza que, de vez en cuando, cruza por el camino de mi alma.
Precioso, precioso, precioso!!
Eres una maestra, Sacra.
Un abrazo admirado
Gracias, amiga. Besos mil.
Qué suerte tienes de ser!!
Y qué suerte tenemos los demás de que seas y, de vez en cuando, te compartas con nosotros!! ^_^
Gracias Rocío, somos porque compartimos y, aunque no lo digamos cada día, nos sentimos alegres por sabernos queridas. Un abrazo grande.
Aprovecha y disfruta de esa sonrisa y no dejes que se apague esa hoguera. Necesitamos ese calorcito.
Calor que siempre circula en todas direcciones. Se da porque se recibe o se recibe porque se da. Es lo mismo, la vida siempre es un lugar maravilloso donde apetece vivir. Un abrazo, Marisol.
Eres mi amiga, eres mi hermana.
Eres imprescindible.
Eres una luz de bondad en nuestras vidas.
Te queremos.
Ayyy, Rafa querido, no me digas esas cosas que el rubor me llega ya hasta la última costilla. Sabéis que el amor es mutuo. Y que siempre, siempre, aun desde la distancia, os deseo todo lo mejor. Besazos mil.
Dios, te sales en todo lo que haces,nos haces muy felices en estos tiempos que corren,sigue asi,eres única.
Bueno, Fátimá, ¡cómo se nota que somos amigas! Gracias por tus palabras. Besazos, guapa.