«Contamíname, mézclate conmigo»

Pedro Guerra

Me gusta vivir entre la multitud.

Oler la humanidad que se mueve y no se rinde,

la misma que odia y ama a partes iguales,

la que se esfuerza por ser ella misma a pesar de las lluvias ácidas,

de los impuestos críticos y las mentiras burocráticas.

Me gustan los hombres y las mujeres que se inventan un beso cada mañana en la comisura de la esperanza,

un remiendo más en los bolsillos medio rotos,

o un halo de santificada promiscuidad en el encaje de las enaguas.

Me gusta la libertad de elegir.

Ese vértigo de saberse vivo en un laberinto de enconados rincones,

avenidas amplias como caudales de ríos enamorados.

Me gusta el aroma de los calendarios iguales.

De los festivos encarnados.

De las noches con saliva y pesadillas.

Del amanecer con sueño y sin tostadas.

Me gusta el olor del café con leche y el té con canela.

Me gusta el libre albedrío.

Me gustan los ángeles y los demonios.

El sabor del vino y el aceite de oliva.

Me gusta ser yo y, también,

me gustas tú.