Nada es importante
pero todo es importante.
Es como relativizar el tránsito del oxígeno
por los pulmones encharcados de rutina.
Respirar no es importante,
pero es necesario.
Agosto 2010
Bienvenidos al hogar de mi alma
Nada es importante
pero todo es importante.
Es como relativizar el tránsito del oxígeno
por los pulmones encharcados de rutina.
Respirar no es importante,
pero es necesario.
Agosto 2010
A la Venus de Milo le han crecido los brazos,
ya está bien de andar por los siglos, desmembrada y pétrea,
como una odalisca en el harén eterno de la historia.
Por eso ahora, tras huir del cadalso marmóreo
donde la confinó cualquier ley de opacos corazones,
se pasea por la luz abrazándose en las noches de estrellada victoria.
Impúdicamente generosa,
lasciva, mítica y benevolente.
Y el tiempo lejos, como sollozando una eternidad sin nombre.
Sin hombre.
A la Venus de Milo le han crecido los brazos,
ahora solo aplaude a la vida más allá de la memoria.
Con el desamor ya nada es lo mismo, amigo.
El deseo sabe como a rancio, leche agria,
yogur desnatado.
Ya no es lo mismo, ya nada tiene su originario sabor,
ese perfecto pretérito de dulces y salados
diferenciándose en el paladar de la vida.
Nada, nada sabe a esa sazón cotidiana,
a esa eterna miel diaria plena de sorpresas,
plena de sorpresas y rutina.
No se distingue el azúcar, ni la sazón de las fresas
y los saleros se vierten sin superstición ni milagro.
Cuando el desamor ocupa uno a uno mis sentidos
ya nada es lo mismo, amigo,
mi boca solo distingue el amargo sabor de la soledad.
Aprovecho ahora el mutismo de tus párpados,
el descanso de tus acerados dedos,
el leve letargo de tu palabra…
Aprovecho este instante de reposo estelar
donde las tormentas se diluyen
en la suave claridad que nos contempla.
Aprovecho y te digo,
aun sabiendo que tú escuchas
las rítmicas baladas del sueño,
aprovecho y te canto:
«Amor, es inútil la luz sin tus besos».
Pájaros en la memoria (2007)
Escribimos para dejar constancia del silencio que puebla los vacíos del olvido.
La soledad infinita de los malecones rotos.
El minúsculo crepitar del llanto antiguo que sigue horadando la roca con su incontable levitar de mariposas imaginarias.
Escribimos para seguir viviendo, pese a todo, pese a nadie, sobre la cúpula nefasta del último suspiro.
Currículum in vitro (2015)
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