Bienvenidos al hogar de mi alma

Categoría: Mi vida en versos (Página 2 de 4)

CIUDAD SIN LUZ

Hay días que te asomas a la ventana y la calle de siempre se ha vuelto un lejano desierto de latidos incontables, un páramo desolado de extranjeros vecindarios, de fronteras infinitas como los ayes de un moribundo.

Y es el mismo balcón con geranios disecados, los mismos ojos oteando las vergüenzas ajenas, la misma curiosidad llenando el ladrillo que impregna de moho el nombre impertérrito de las calles.

Algunos transeúntes me miran con disimulo desde su ignorancia elemental sobre el sabor de mi tristeza, otros me saludan con las pestañas abiertas al infinito del infortunio y los que más, ni siquiera me reconocen en el paisaje multicelular del asfalto y el semáforo en rojo.

Ya no reconozco el paisaje que me habita, hoy solo soy una gárgola prendida en la vital esencia de la ciudad sin luz.

2010

TIEMPO DETENIDO

Aquí se queda el tiempo,

levitando en siniestras volutas de humo enamorado,

renaciendo desde la aurora boreal de la desidia,

acampanándose en las arterias infructuosas del olvido.

Se detiene aquí, halo ínfimo,

en la santidad impertérrita del latido

con su eterno caos migratorio de beso detenido.

Porque somos, en la efervescencia breve del llanto,

el acontecimiento casual que sigue amando, a pesar de todo.

2010

ESCRIBO VERSOS

Escribo versos porque hace frío

y me tirita el alma.

Porque es sábado y sabe a lunes,

y cumplo años,

y ya soy vieja -joven anciana-,

y tú no estás,

y el teléfono de Dios comunica,

y mis hijos no vienen,

y mi infierno se agranda.

Escribo versos para no suicidarme

con una soga de esparto y de nostalgia.

Ediciones Torremozas

HOJARASCA Y HUMO

Se sentaron frente a frente

con los ojos cayendo como cataratas de vino

en un diluvio de deseo y costumbre.

Extendieron las manos

separando el enjambre de hojarasca

nacido en el último otoño.

El silencio era denso y el olvido perpetuo,

solo preguntas sin interrogante

levantaban oleadas de ausencia

entre el infinito acantilado de los cuerpos.

Otra vez el destino caprichoso

los unió al final del trayecto,

tenían demasiada sed para pedir agua…

Solo el humo encontró abrazadas

dos promesas de escarcha que nunca fueron ciertas.

Febrero – 2008

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