Hoy es martes, pero bien podría ser lunes, viernes o domingo.
Podría ser primavera, invierno o verano.
Un pasaje del medievo, de la era espacial o de la prehistoria.
Hoy es hoy pero parece que fue ayer, un ayer que se descuelga por las cortinas con un rumor de sollozante perplejidad. Un hoy que bucea por los calendarios con el miedo singular de los presentes oscuros.
Es como si nos hubiésemos quedado encerrados en un reloj con el péndulo averiado en el que las manecillas sólo señalan la hora en punto de la quietud, de la obediencia, del silencio interrogante y mutilado.
Hoy es martes, como si fuera ayer.
Realmente el tiempo pasa ,pero nosotros no vemos la salida
La veremos, seguro que sí.