Pues sí, Marichis, parece que una se queda durmiendo, de repente, entre la última sílaba y el primer suspiro en suspenso de un verso enloquecido y mohoso. Que se recluye del mundo y su tránsito, de la vida y su beso, de la muerte y su daga. Pero es mentira, somos omnipresentes, aun quedando en el silencio, porque estamos hechos del mismo barro de dios, porque somos dios, porque nosotros lo inventamos para excusarnos ante el miedo y la pereza de ser libres. Ahora cuelga el teléfono, como siempre, y reza un responso engolado para mis asesinatos premeditados. Estoy dispuesta a ir a la horca, pero antes déjame decirte que, aunque parezca muerta, siempre vuelvo porque yo soy de las que insiste y tropieza, eternamente, en la misma piedra.
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SACRA LEAL
«Hacedora de versos» (lo que la RAE llama poetisa)
Maceradora de palabras en casi todos los formatos.
Actriz a ratos.
Madre en prácticas.
Ama de casa en contrato indefinidamente temporal.
(Para saber del currículum completo, preguntar sin vergüenza. Se responde a todo y, de vez en cuando con la verdad.
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Siempre hay tiempo de planificar un retorno, de insistir e intentar. Bello texto, Sacra. Como verás, también yo estoy volviendo. Es un gusto leerte.
Abrazos!
Ana
Supongo que somos como el mar que vamos y venimos tantas veces que nos olvidamos del tiempo y la memoria… Gracias por tocar a esta puerta una vez más.
Un abrazo inmenso.
Bonito texto estremecedor de vida. Un beso muy grande. Ojalá pueda volver yo, pero no hay manera de que las palabras se enteren.
Volverás, Ma O, ya verás como un día de estos las palabras vuelven a encontrar su cauce. Ellas ya conocen la dirección de tu casa.
Es una suerte volver a tropezar, pues es señal de que seguimos caminando. Un saludo Sacra. Te invito a que visites mi blog.
Muchísimas gracias Marisol, me voy rauda y veloz a bucear por tus palabras que, seguro, me van a encantar.
Besos grandes.