IMPERDIBLE
Llámame a la hora que sea.
Cuando dije he puesto a tu nombre
todos los años en adelante,
quise decir eso mismo:
Alértame la calma en todas tus formas,
hiéreme con tus promesas,
no tengas miedo.
Así no vengas,
no es necesario decirte
que siempre te espero.
Así no vengas,
no es necesario decirte
que siempre te espero.
¡Me encanta! es una paradoja, porque al final ¡siempre te espero! …. muchos besos
Si es que la poesía nos salva de tantos enigmas… Un besito Juana.
Que buen final, Sacra.
Haces música con las palabras
Este poema no es mío, Noah. Es de Patricia Fernández-Pacheco.
Un saludo.