ES UNA MIERDA
Es una mierda
haberme vuelto cuerda
y no insistir en la misma dirección.
Es una mierda
volver a tener luz y ver tan claro
que soy un nombre más,
en el amado.
Ya como antes no grito,
y sollozo bajito
que yo no soy amada.
Es una mierda,
haberme vuelto cuerda
para nada.
Categoría: Genio y figura (Página 1 de 14)
ESCOMBROS
Teníamos muchos planes
atados firmemente
con cuatro hilos de tinta en la libreta.
Y cruzamos con cintas adhesivas el rostro
de los vidrios.
Y sellamos rectángulos.
Y clavamos las fechas en el muro.
Pero abiertos quedaron
los grifos
las rendijas
y por ellos chorrearon los escombros.
Tentamos muchos planes
atados firmemente
a los renglones.
Yo no sé lo que busco eternamente
en la tierra, en el aire y en el cielo;
yo no sé lo que busco; pero es algo
que perdí no sé cuándo y que no encuentro,
aun cuando sueñe que invisible habita
en todo cuanto toco y cuanto veo.
Felicidad, no he de volver a hallarte
en la tierra, en el aire, ni en el cielo,
¡aun cuando sé que existes
y no eres vano sueño!
Huye del triste amor, amor pacato,
sin peligro, sin venda ni aventura,
que espera del amor prenda segura,
porque en amor locura es lo sensato.Ese que el pecho esquiva al niño ciego
y blasfemó del fuego de la vida,
de una brasa pensada, y no encendida,
quiere ceniza que le guarde el fuego.Y ceniza hallará, no de su llama,
cuando descubra el torpe desvarío
que pedía, sin flor, fruto en la rama.Con negra llave el aposento frío
de su tiempo abrirá. ¡Desierta cama,
y turbio espejo y corazón vacío!
Julio Florencio Cortázar
26-agosto-1914 Ixelles, Bélgica
12-febrero-1984 París, Francia
EL DIARIO A DIARIO
Un señor toma el tranvía después de comprar el diario y ponérselo bajo el brazo. Media hora más tarde desciende con el mismo diario bajo el mismo brazo.
Pero ya no es el mismo diario, ahora es un montón de hojas impresas que el señor abandona en un banco de la plaza.
Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que un muchacho lo ve, lo lee y lo deja convertido en un montón de hojas impresas.
Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que una anciana lo encuentra, lo lee y lo deja convertido en un montón de hojas impresas. Luego se lo lleva a su casa y en el camino lo usa para empaquetar medio kilo de acelgas, que es para lo que sirven los diarios después de estas excitantes metamorfosis.
Historias de Cronopios y de famas
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