Elegy for a dead admiral – Jack Vettriano

Te estuve esperando toda la tarde.
El sol caía, como una cortina de desoladas bombillas, más allá del tiempo innombrable de la memoria.
Un rumor de viento, engalanado de sal y ámbar, me despeinaba el silencio
y todo el universo fue mío
sobre la última copa de los viñedos azules.
Te dije que te esperaría hasta el fin del mundo,
hasta que la cornisa del tiempo me empujara al vacío del olvido,
hasta que las sábanas se fueran perdiendo
entre el aroma confuso de un adiós sin café ni sílabas.
Chopin agonizaba en las cuerdas del violín
y una marea de abrazos perpetuos iba inundando la arena de la playa marchita.
No viniste entonces. Ni nunca.
A partir de entonces dejé de creer en los milagros y me convertí en sirena.

Pintura | Jack Vettriano