Bienvenidos al hogar de mi alma

Etiqueta: ausencia

Y … ¿AHORA?

Y… ¿Ahora?

¿Qué hago con el corazón?

¿Cómo recompongo sus astillas?

¿De que forma modelo el barro roto, la porcelana perdida?

¿Quién restaurará los espejos?

¿En que orilla de río sin cauce me miraré sin verte, me veré sin mirarte?

¿Sobre qué cima abandonaré las alas, como quien olvida la maleta en una estación sin trenes ni memoria?

Y… ¿Ahora?

Y… ¿Mañana?

LA LLUVIA TRAS LA LLUVIA

La alarma del móvil me ha dicho que va a llover.

Es normal. Ya estamos en otoño.

He recogido la ropa tendida y bajado las persianas.

Las ventanas siguen embarradas de recuerdos y memoria precisa.

Mi madre está en casa. Le abriga la luz de de los alientos ausentes, de las miradas presentes y de toda la eternidad que, como un paraguas de luz, se despliega a través de sus ojos.

Igual mañana salen a pasear los caracoles y se encuentran con mi padre. Él los espera paciente, despacio, entre el romero y el cantueso. Ellos lo invitan al dulce sueño de los siempre vivos.

La lluvia purifica.

Quizás alguien está llorando allá arriba.

Aquí adentro también llueve.

Dejaremos que caiga como una cortina de luz.

Metamorfosis de la ausencia

Elegy for a dead admiral – Jack Vettriano

Te estuve esperando toda la tarde.
El sol caía, como una cortina de desoladas bombillas, más allá del tiempo innombrable de la memoria.
Un rumor de viento, engalanado de sal y ámbar, me despeinaba el silencio
y todo el universo fue mío
sobre la última copa de los viñedos azules.
Te dije que te esperaría hasta el fin del mundo,
hasta que la cornisa del tiempo me empujara al vacío del olvido,
hasta que las sábanas se fueran perdiendo
entre el aroma confuso de un adiós sin café ni sílabas.
Chopin agonizaba en las cuerdas del violín
y una marea de abrazos perpetuos iba inundando la arena de la playa marchita.
No viniste entonces. Ni nunca.
A partir de entonces dejé de creer en los milagros y me convertí en sirena.

Pintura | Jack Vettriano