A mi prima Conchi
Siempre hay una luz encendida al fondo del pasillo, en las rendijas de la ventana o en la puerta del horno.
Una luz que solo necesita alimentarse de luz, de alegría y esperanza.
Esa llama inolvidable que se desliza por las hogueras del alma y que se vuelve incandescente e imperecedera.
El latido que ahora ha dejado de ser música para convertirse en eternidad.
La luz sigue encendida.
Gracias por tanto.
Nos veremos pronto.
Hoy más que nunca me llegan tus versos . Un abrazo.
Un beso muy grande Maite y, ya sabes, todo mi cariño siempre.
Siempre hay una luz encendida,no todo el mundo entenderá esto, aún está!!! aunque no la veamos,la sentimos!!!
Forever and ever
¡Qué verdad tan grande! Y es que una persona así deja un hueco enorme.
Seguimos con la luz, con la suya propia.
Besos inmensos!!
Best of luck!