1853 – Amalia de Llano y Dotres, condesa de Vilches – Federico Madrazo

Ante la falta de expectativas para el futuro, llega ella.

Ha dejado su tocado de damisela en la entrada de la sala y se ha recostado en el sillón  tapizado. Las mejillas sonrosadas, con ese rubor naturalmente forzado de las jóvenes lascivas que se rinden ante el silencio de la costumbre.

Los ojos albergan la brillantez precisa, esa chispa serena de una juventud que navega entre el romanticismo de la tormenta y el clasicismo del mar en calma.

De vez en cuando agita su abanico de rancios plumones, mientras suspira con la bocanada precisa de un bostezo antiguo y profundo como  el ombligo de un pozo. Pero el pintor no lo sabe, ignora que tras la dulce complacencia de sus labios joviales, se encuentra el hastío infinito de todo el universo.

Ante la falta de expectativas para el futuro, llega ella: la pereza.