Recuerdo el día que escribí la primera línea de un poema. 

El momento en el que me leyeron la primera línea de la mano. 

La primera línea dibujada en los labios o la primera línea en el informe ginecológico de mi embarazo.

Las primeras líneas se recuerdan siempre y son cruciales para seguir viviendo, y sobreviviendo, sobre el descarnado desaliento de la desmemoria. 

Yo recuerdo tu primera línea en la entrada a esta vida.

Y ahora, tú estás en la primera de tantas otras.

No olvides que nuestra primera línea eres tú.

Te queremos!!!!