-Buenos días señorita boticaria, vengo a por un test de antígenos no vaya a ser que me pille la Nochebuena sin villancico y con virus. Resulta que este año nos toca cenar en casa de mis suegros y, ya sabe, son mayores (mano a mano decoraron las cuevas de Altamira). Y ya que estamos me va a dar, también, un test de embarazo ¿se imagina que el año nuevo me traiga una barriga, más allá de la provocada por los polvorones? Un hijo a estas alturas puede ser el mejor regalo de Reyes, ríase usted de la mirra, del oro y del incienso. Sal de frutas también. El cordero a veces se me indigesta. Y ya que estamos, algo para las flatulencias, el atasco intestinal y las almorranas. Más vale prevenir que padecer tontamente. También va a ponerme en el lote un lubricante, con sabor a fresa, y algunos profilácticos con sensibilidad extra. Después de estos meses infames de pandemia quiero vivir la vida con toda su intensidad.

-María Fernanda, le queda un mes para cumplir los ciento quince. Es soltera, no tiene pareja y nunca ha tenido hijos. Tome su medicación. Nos vemos el mes que viene. Feliz Navidad.

-Las farmacéuticas, como siempre, quitándole la ilusión a cualquiera.