Verás como no llego a tiempo. Me siento como una bola en la lotería de navidad: perdida, inútil y bastante prescindible.

Imagínate que soy una decena cualquiera que sigue perdida en la vorágine feroz de un centrifugado permanente. Y nunca desciende. Y ni siquiera sabe si quiere caer, nacer por ese útero metalico y perfecto, tan íntimo y caótico como el túnel del éxito. Soy el número olvidado. El que nunca nace. El que ni siquiera sabe que existe. Pero es navidad y toca jugar a perderse entre la multitud. Igual cualquier día, por causas del azar, sea el primero en abrir las noticias. Mientras tanto, como el hambre o las injusticias sociales, seguiré dando vueltas buscando una salida imaginaria.

Feliz suerte. Feliz vida. Feliz navidad.