El verano me aletarga, me anula, me diluye como un montaña de desoladas aristas que quisieran huir de la propia raíz de la naturaleza.
Odio el calor y sus vísceras agónicas y cuanto mayor me hago más me afilio al paraíso de los glaciares, a la eterna resurrección de los carámbanos enamorados, a la deslizante transparencia de los espejos titánicos.
He vuelto porque acaban de anunciar lluvia para cualquier segundo del reloj.
Porque el otoño ya tintinea tras el desconchado calendario.
Porque acabo de respirar tres veces y no me ha ardido la garganta como una pira de volutas infernales.
Creo que a partir de ahora voy a intentar ser mejor persona, no quiero ir al infierno hasta que, por lo menos, no apaguen las estufas.
Hermoso. Yo aguanto bien ambas temperaturas, me gusta disfrutar del tiempo, mecerme en el y fantasear realidades paralelas mientras camino. Quizá por eso nunca alcance nada, porque estoy demasiado ocupado en mis ensoñaciones.
Creo que te valoras demasiado poco… es mucho mejor ser así, apostando por todas las temperaturas.
Haz un esfuerzo. Empieza hoy mismo y ama tus ensoñaciones.
Creo que mejor haré un esfuerzo y empezaré a vivir con los píes en la tierra.
Tú mismo.
Amiga,es verdad con los años,se me hace más insoportable el calor,y mira que por aquí es frecuente y en verdad tenemos más tiempo de sol que frío,pero eso que ya estamos deseando que llegue ese frío,que para nosotros es más húmedo,seguro que a vosotros si venís por esas fechas de frío no os lo parece,porque es diferente del vuestro.No se puede tener todo en la vida,somos privilegiados por estar donde estamos,y yo por supuesto no la cambio por nada.Besitos
No lo cambies no, amiga, que estáis en el paraíso. Un beso.