Es imposible cerrar los ojos a los sueños.
Los sueños conscientes, reales, palpables.
Sueños que dejan de ser humo para convertirse en luz,
vida y materia tangible.
Ellos nos guían.
Se acomodan en el alma con su urdimbre de seda,
tan liviana y azul, tan mágica, tan poéticamente libre,
tan fugazmente eterna.
A través de los sueños rozamos la eternidad,
la mínima eternidad que regala un beso lanzado al aire
sin necesidad de retorno.
Somos seres racionalmente dormidos,
alocadamente despiertos.
Somos el hilo desprendido de una esperanza que huele a eterna primavera.
«Hacedora de versos» (lo que la RAE llama poetisa)
Maceradora de palabras en casi todos los formatos.
Actriz a ratos.
Madre en prácticas.
Ama de casa en contrato indefinidamente temporal.
(Para saber del currículum completo, preguntar sin vergüenza. Se responde a todo y, de vez en cuando con la verdad.
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