Para llegar hasta aquí hemos cruzado valles de incertidumbre, paisajes miméticos sobre interrogantes imprecisas, fiordos de dudas, barrancos caóticos en los que la roca se confunde con el musgo vespertino de la primavera.

Para llegar hasta aquí hemos tenido que olvidar el camino, romper todos los mapas, desquebrajar todas las brújulas y hacer astillas las férreas direcciones que nos llevaban de vuelta a casa.

Nada de lo aprendido hasta ahora es suficiente. Se han quebrado las normas, las leyes y el orden natural del universo y ahora nos toca aprender de nuevo.

Quizás la mejor opción sea dejarse llevar e iniciar el vuelo.