Pues sí Mariasanta que ya he vuelto. Igual pensabas que había dejado este vicio mío de enredar palabras, hilvanar sílabas o adobar las tildes entre sofritos y remiendos, que es verdad que entre unas cosas y otras se nos pasa el día y la noche nos ataca por la espalda sin avisar siquiera, pero ¿qué quieres que te diga?… igual que siempre se sacan unos segundos para robar un beso, colarse en una pastelería o cruzar la calle con el semáforo en rojo, yo encuentro ese espacio íntimo y vacío, para llenarlo de improperios varios, pensamientos dobles o enconados gritos de rabia infantil enamorada. Que una ya no está para ir desperdiciando el tiempo y querer ganarle una batalla al calendario, ni para enredarse en trifulcas endemoniadas con el estrógeno y la libido, ni siquiera para permanecer intacta en los álbumes familiares, donde siempre parecemos unos recién condenados a muerte. Hay que sacarle partido a la luz, al latido y la memoria para dejarse llevar por esta marea de lluvia inicua que nos hace soñar, todavía, con eternas revoluciones llenas de claveles y mariposas. Que sí, Marisanta, que he vuelto y esta vez, por más que te pese, para quedarme entera.
Y yo que me alegro.
Gracias compañero. Inmenso abrazo.
¿Acaso alguna vez te habías ido?, ¿acaso alguna vez has estado lejos?
Siempre cerca y añorando no estarlo más. Bienvenido siempre a tu casa.