Vivimos tiempos grises para la poesía, para la música, para la escena, para el payaso y la trompeta. Vivimos tiempos grises ante una incipiente primavera que no llega.
Pero hay que levantarse todos los días con el pie derecho, tocar madera y rezar a Santa Rita una oración inventada. Hay que seguir manteniendo una fe que, de tanto usarla, ya tiene los dobladillos deshilachados y los botones de nácar se han deformado de tanto buscarles la vuelta.
No es bueno pensar, no es bueno crear, no es necesario escupir ni pétalos ni espinas. Es mejor quedarse en casa, aplaudiendo frente al televisor y salir sólo, cada cuatro años, para depositar la papeleta en la urna con la esperanza de que algún día nos hagan caso.
Corren malos tiempos para la cultura, entonces tendremos que llamar a los poetas.

Biografía.
No cojas la cuchara con la mano izquierda.
No pongas los codos en la mesa.
Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.
Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.
¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?
Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.
Eso, para seguir.
¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos?
La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.
Si sigues con esa chica, te cerraremos las puertas.
Eso, para vivir.
No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.
No bebas. No fumes. No tosas. No respires.
¡Ay, sí, no respirar! Dar el no a todos los nos.
Y descansar: Morir.

Gabriel Celaya de «Itinerario poético» (1977)