Para Alberto Rodríguez López
Aquí mismo, como encendida entre caracolas y diamantes,
lívida de amaneceres entre enfermizas fronteras,
sueños imposibles o inútiles galeras que surcan
los paisajes ignotos de la esperanza.
Ahí está, alumbrándonos el horizonte,
magnánima y entregada, ardientemente vaporosa,
feliz sobre su propio influjo de diosa persistente.
Esa misma que nos alumbra el viaje
y que es tuya y mía sobre el instante fugaz del tiempo,
la que nos lapida y envuelve,
esta que nos nombra.
Esta luna… esta eternidad
hecha segundo sobre un kilómetro más de vida.
Foto: Luis Martínez López
Sacra, qué bonito y hermoso. Besos
Gracias Mao, hay días que surgen versos como los mismos besos. Un abrazo grande.
Que bien escribes, y como te hacen caso las palabras, Sacra.
Mi admiracion, siempre.
Muchísimas gracias Noah, como siempre. No merezco tanta admiración pero me alegra que te gusten mis palabras. Un abrazo infinito.
que bonito…me ha emocinado…eres grande…!!!
un beso inmenso
Gracias Capitán. Afortunadamente el cielo guarda astros para todos. Te quiero.
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muy util. Gracias por traer algo asi al internet
Gracias por tu comentario