Bienvenidos al hogar de mi alma

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Tenemos amor para todos

Pues sí, Marivis, hace cinco minutos me estaba acordando de ti y he pensado: «¡Qué lástima de vida perdida en la intemperie de la desgracia!»: un orzuelo en abril, una axila sin depilar en pleno agosto, los manolo blahnik rozándote el empeine y esa invitación de… ¿cortesía?, que todavía no te ha llegado desde la Zarzuela. No te preocupes, los Borbones son así, como decía la tatarabuela: «nunca brillaron por su inteligencia», ni tú tampoco. Pero no llores, mujer, sólo es cuestión de percepción pragmática, ¿qué de importancia tienen las palabras frente al dinero?…Y digo yo, ¿quieres que te recuerde algo de Miguel Hernández?… No, ese señor no ha diseñado parte de la última colección de Gucci. Por cierto, no te lo he preguntado nunca… ¿a ti te gusta la poesía?… ¿y qué hacemos hablando?… Joer, Marivis, ¡qué maravillosa es la vida!.

Te quiero todos los días


Te quiero todos los días.
Incluso cuando no sabía que existías.
Incluso cuando no sabía si existirías.
Incluso cuando yo no existía si tú no existías.
Te quiero ahora que los días se nos hacen pequeños
y las noches eternas.
Te quiero cuando tu sonrisa lo llena todo,
como una cascada de vida interminable,
en las interrogantes absurdas de los adultos
que siguen buscando el grial inconsciente de sus besos sin norte.
Te quiero porque llevas la sangre de mis deseos,
el estigma maculado de mis enérgicos besos,
la sed, el hambre, el sueño…
Te quiero porque todo allá donde mire
lleva tu nombre, el paisaje de tus ojos,
la infinita clemencia de tu latido preciso y sentido.
Te quiero tanto que,
en un alarde de romántica esperanza,
espero que me recuerdes con la benevolencia de la luz que transita
estos días apagados de verano.

La Banda Sonora de nuestra Vida: Lágrimas

Reconozco que tengo el grifo de las lágrimas flojo.
Que alguna gotera me dejaron abierta nada más nacer.
Ese lagrimal embozado, esa tubería detenida.
Ese enigma que siempre se queda palpitando en el agua fugaz y lastimero de una lágrima más.
Reconozco que tengo el corazón flojo.
Pero a estas alturas ya no tengo ganas ni fuerzas para llamar al fontanero.
Benditas ellas que me recuerdan que la debilidad
es solo un invento de los dioses ciegos.

http://www.youtube.com/watch?v=YoakHkeNntE

Me gusta la gente, me gustas tú


Me gusta vivir entre la multitud.
Oler a la humanidad que se mueve, que no se rinde, que ama y odia a partes iguales y que sigue esforzándose en ser ella misma a pesar de las lluvias ácidas, de los impuestos críticos y de las mentiras burocráticas entre coronas y corbatas.
Me gustan los hombres y mujeres que se levantan cada mañana con un beso en la comisura de la esperanza, con un empujón más en los bolsillos medio rotos, con un halo de santificada promiscuidad en el encaje de sus enaguas.
Me gusta la libertad de elegir.
Ese vértigo de saberse viviendo en un laberinto de enconados rincones y avenidas amplias como caudales de río enamorado.
Hoy luz, mañana sombra, pasado, el destino de un eclipse que se escapa a la memoria de los astrólogos locos.
Me gusta el aroma de los calendarios iguales.
De los festivos encarnados.
De las noches con saliva y pesadillas.
Y el amanecer con sueño y sin tostadas.
Me gusta el olor a café con leche y el té de canela.
Me gusta el libre albedrío.
Me gustan los ángeles y los demonios.
El olor del vino y el aceite de oliva.
Me gusta ser yo y, también…
Me gustas tú.

Mirar más allá

Si te asomarás al crepuscular silencio que habita mis venas
podrías contemplar la orquídea desnatada que alienta los silencios,
el tímido sendero de sanguíneas avenidas
sembrado de olvido por los íntimos costados.
Un páramo desierto donde la esperanza naufraga
en el barlovento lírico de la vida fugaz, enigmática y diáfana,
ascua de lluvia que remansa verdades a medias
sobre un ígneo despertar de bocas hambrientas.
Si quisieras mirar más allá de mis ojos,
si quisieras…
si yo te dejara…

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