Se ha ido al revés de como vino.
En silencio.
Como durmiéndose en el alambique del sueño.
Como recién nacido a la templanza del sosiego.
Se ha ido pero se quedan los incisivos profundos
en las huellas soterradas de la memoria
y ese ladrido que retumba
en las cavidades inmensas de la sed más profana.
Espéranos, Chamán,
ya mismo estamos llegando.
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