No nos queda más que crecer, hija mía.
Crecer hacia arriba,
hacia el suelo,
hacia el epicentro de la duda y la memoria.
Hacia el mismo infinito inexplicable de la ausencia.
Hija mía,
es nuestro único destino,
mi único legado,
la filosofía errante de mis pupilas.
El colofón distraído de mis latidos.
Crecer en el latido y la sonrisa,
en la perpetua insistencia de los errores,
en las mínimas huellas de los aciertos,
en la luz y en la sombra,
en la fugacidad de los besos.
He aquí el testimonio de mis vísceras.
La única verdad que hoy conozco.
Crecer…crecer…crecer.
Tiene una gran sensibilidad para describir los sentimientos,muy realistay tiene un tono de humor en algunas de sus obras ,muy buena ,me encanta
Graciassss!!!