Bienvenidos al hogar de mi alma

Etiqueta: muerte (Página 5 de 5)

Volviendo siempre

Pues sí, Marichis, parece que una se queda durmiendo, de repente, entre la última sílaba y el primer suspiro en suspenso de un verso enloquecido y mohoso. Que se recluye del mundo y su tránsito, de la vida y su beso, de la muerte y su daga. Pero es mentira, somos omnipresentes, aun quedando en el silencio, porque estamos hechos del mismo barro de dios, porque somos dios, porque nosotros lo inventamos para excusarnos ante el miedo y la pereza de ser libres. Ahora cuelga el teléfono, como siempre, y reza un responso engolado para mis asesinatos premeditados. Estoy dispuesta a ir a la horca, pero antes déjame decirte que, aunque parezca muerta, siempre vuelvo porque yo soy de las que insiste y tropieza, eternamente, en la misma piedra.

Así quiero que llegue


Por aquí,
más dentro de la propia memoria,
más al sur del enconado habitáculo donde dormita el silencio,
más allá de la profundidad que ocupa el eco de la despectiva soledad.
Sin miedo,
aleteando como un febril carámbano de lluvia que buscara el pozo de la alegría.
Así, renacida y exhausta,
devorando la última luz de los planetas dormidos.
Así quiero que me llegue la daga de la muerte
cuando ya sea tarde para iniciar el vuelo.

Llegada la hora

Llegada la hora intentamos irnos,
dejamos de respirar,
nos cierran los ojos
y se llena de vacío la memoria fugaz del calendario.
Se cubren de cera las oraciones inventadas
y un tímido halo de bondad y pergamino
sobrevuela el tejado de los hogares sin rumbo.
Queremos irnos
para comernos la tierra del alacrán y la hormiga,
desnudos de huesos,
ya sin sed en el costado de los pozos vacíos.
Intentamos irnos,
nos llama el cansancio,
la pétrea voluntad del mármol yacente,
el ocaso dividido en columnas de humo.
Pero siempre hay un eco de aromas renovados
que, resistiéndose a la huída,
nos llena de huellas los zapatos imberbes,
como recién estrenados hacia la luz del mundo.

Foto | A la luz del silencio

 

Entradas siguientes »