Bienvenidos al hogar de mi alma

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DÍA 9: Carta

Hace apenas unos días amaneció gris.

Unos corrieron a refugiarse a sus casas, otros tuvieron que acudir a los hospitales.

Se apagaron los besos y se detuvo el cobijo del abrazo.

El cielo se había cubierto de desolados paraguas que tapaban el sol.

Amar se había convertido en el único verbo capaz de conjugarse consigo mismo.

Sin embargo, la primavera sigue brotando en los jardines, en los barrancos y entre los prados, en esas miméticas macetas que florecen con el sólo milagro de la vida.

El calendario no ha sabido detener su camino. Tampoco el ser humano.

Querido amigo, querida amiga:

vas a ganar la batalla porque el mundo necesita tus manos, tus ojos, la luz de tu alegría y el brillo de tu sonrisa.

Detrás de las ventanas huele a romero, hierbabuena y manzanilla. Detrás de las ventanas huele a esperanza. Detrás de las ventanas te están esperando.

Ganarás esta batalla.

Ganará la vida.

DÍA 8: Como si fuera lunes

Como si fuera lunes. He madrugado. Me he aseado y vestido para salir al trabajo. 

El teléfono móvil estaba cargado.

En el bolso nada faltaba: mi agenda,  dos bolígrafos, las llaves, un carmín para no desfallecer la sonrisa y la cartera con algunas monedas, suficientes para la necesidad del día. La documentación y unos cuantos caramelos de menta.

El café descafeinado pero intenso. La tostada crujiente con su aceite de oliva virgen. Y unas pocas nueces para la mañana.

Me he vuelto a mirar al espejo, con el asombro del que se descubre, un día más, frente a la vida.

Hoy llueve, he cogido el paraguas.

Al salir al balcón he sonreído con la ingenuidad de una adolescente que acaba de encontrar su primer amor.

Hoy tampoco saldré de casa.

DÍA 6: Poesía para comer

Hoy comeremos poesía para aliviar la dieta estricta de este confinamiento.

De primero: unos pareados con salsa de tildes agridulces.

De segundo: un soneto repentino, vuelta y vuelta, con aroma de tomillo y hierbabuena.

Para el postre: un romance de chocolate con frambuesas asonantes sobre un lecho de sinalefas almibaradas.

Para beber: 1 copita de Ribeiro de Rosalía, agua fresca de la fuente de Machado y una mistela dulce en honor a nuestro oriolano Miguel.

Hoy en casa comeremos poesía. Estáis todos invitados.

 

DÍA 5: Domingo otra vez

Según el calendario es viernes, pero mi mente  dice que es domingo. 

El pijama huele a festivo permanente, como a esos churros que nos regalamos cuando enmudecen los despertadores  mientras suenan las campanas de la iglesia. El pijama es mi mejor aliado, se ha convertido en mi segunda piel, la piel de una mortaja viviente. 

En cuanto salga del confinamiento voy a prenderle fuego. A partir de entonces dormiré desnuda. Ya no quiero más domingos forzados en mi vida.

 

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