Bienvenidos al hogar de mi alma

Etiqueta: poesía (Página 2 de 4)

CANCIÓN

Aprovecho ahora el mutismo de tus párpados,

el descanso de tus acerados dedos,

el leve letargo de tu palabra…

Aprovecho este instante de reposo estelar

donde las tormentas se diluyen

en la suave claridad que nos contempla.

Aprovecho y te digo,

aun sabiendo que tú escuchas

las rítmicas baladas del sueño,

aprovecho y te canto:

«Amor, es inútil la luz sin tus besos».

Pájaros en la memoria (2007)

ESCRIBIR

Escribimos para dejar constancia del silencio que puebla los vacíos del olvido.

La soledad infinita de los malecones rotos.

El minúsculo crepitar del llanto antiguo que sigue horadando la roca con su incontable levitar de mariposas imaginarias.

Escribimos para seguir viviendo, pese a todo, pese a nadie, sobre la cúpula nefasta del último suspiro.

Currículum in vitro (2015)

ROSALÍA DE CASTRO CUMPLE 187 AÑOS

Yo no sé lo que busco eternamente
en la tierra, en el aire y en el cielo;
yo no sé lo que busco; pero es algo
que perdí no sé cuándo y que no encuentro,
aun cuando sueñe que invisible habita
en todo cuanto toco y cuanto veo.
Felicidad, no he de volver a hallarte
en la tierra, en el aire, ni en el cielo,
¡aun cuando sé que existes
y no eres vano sueño!

TIEMPO DETENIDO

Aquí se queda el tiempo,

levitando en siniestras volutas de humo enamorado,

renaciendo desde la aurora boreal de la desidia,

acampanándose en las arterias infructuosas del olvido.

Se detiene aquí, halo ínfimo,

en la santidad impertérrita del latido

con su eterno caos migratorio de beso detenido.

Porque somos, en la efervescencia breve del llanto,

el acontecimiento casual que sigue amando, a pesar de todo.

2010

85 AÑOS SIN ANTONIO MACHADO

Huye del triste amor, amor pacato,
sin peligro, sin venda ni aventura,
que espera del amor prenda segura,
porque en amor locura es lo sensato.

Ese que el pecho esquiva al niño ciego
y blasfemó del fuego de la vida,
de una brasa pensada, y no encendida,
quiere ceniza que le guarde el fuego.

Y ceniza hallará, no de su llama,
cuando descubra el torpe desvarío
que pedía, sin flor, fruto en la rama.

Con negra llave el aposento frío
de su tiempo abrirá. ¡Desierta cama,
y turbio espejo y corazón vacío!

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