Tú dirás lo que quieras, MariLu, pero desde que hemos cumplido los cincuenta la vida nos ha dado la vuelta.
La menstruación ha cambiado de nombre y ahora se llama menopausia, eso sí, con los mismos apellidos: «no-me-aguanto-ni-yo»; y «ya-podéis-iros-a-…» (la educación no se pierde, con más o menos años en los ovarios).
Hoy es lunes y tengo mucho para celebrar.
Celebrar que estoy viva, por ejemplo.
Que es otoño y huele a lluvia, y a hojas ocres, y a castañas.
Celebrar que amo y me siento amada.
Celebrar que, en mi casa, llegamos a fin de mes y nos sobra para un fin de semana en la luz de nuestra imaginación.
Celebrar que vivo en un país podrido en el mismo fondo de sus raíces gubernamentales, pero que con mi voz sigo construyendo atalayas desde las que ver el futuro con los ojos de la esperanza a la vez que mi mano izquierda sigue empuñando la espada.
Soy pasional, Marilu, ya me conoces,y muy loca, y bastante incosciente, así que no es extraño que tenga estos días especiales, también espaciales, en los que sigo pensando que la vida merece la pena, pese a todo y todos.
Sacra, qué hermosas palabras de vida y realidad!!! Especiales estos días descritos?, siiii!!!, y espaciales también!!!. Comparto con tu permiso y el de tu tiempo.
Muchísimas gracias Ma O.
Un abrazo grande!!