Bienvenidos al hogar de mi alma

Mes: noviembre 2011 (Página 2 de 2)

Te regalo la luna

alberto rodriguez lopez             
          Para Alberto Rodríguez López
Aquí mismo, como encendida entre caracolas y diamantes,
lívida de amaneceres entre enfermizas fronteras,
sueños imposibles o inútiles galeras que surcan
los paisajes ignotos de la esperanza.
Ahí está, alumbrándonos el horizonte,
magnánima y entregada, ardientemente vaporosa,
feliz sobre su propio influjo de diosa persistente.
Esa misma que nos alumbra el viaje
y que es tuya y mía sobre el instante fugaz del tiempo,
la que nos lapida y envuelve,
esta que nos nombra.
       Esta luna… esta eternidad
hecha segundo sobre un kilómetro más de vida.

Foto: Luis Martínez López

Poetisas: Lourdes Espínola

 

Cuando todas las palabras,
esas frutas hermosas,
las deseadas,
fueron usadas como cualquier cosa,
decidí tragarlas.
Pelar cada adjetivo con los dientes,
chupar cada vocal desde la pulpa
y que caigan los jugos
de comas y puntos suspensivos.
Esas frutas amadas,
las palabras transgredidas
por otros,
las rescaté, las devoré.
Hoy están a salvo,
son mi cuerpo.

 

    de «Desnuda en la palabra»   Ediciones Torremozas

Cuando los hijos se vuelven verdes

Una vez han cortado el cordón umbilical, tus hijos dejan de ser tuyos para pasar a formar parte del mundo. Mundo que una sueña plácido, excitante y sincero, pero que no siempre resulta ser así. Por eso un día dejan de ser las cándidas criaturas que retozaban felices en el paraíso acuático del útero para teñirse de verde y venirte con el cuento de monstruosas anatomías imposibles. Es lo que tiene haber nacido mujer con vocación de madre, que, a pesar de todo, se sigue pariendo cada día, casi con los mismos dolores de aquel lluvioso enero.

Entre la luz y el asombro

                                             Para Antonio M. porque sé que me escucha

Así, moviéndonos en la delicada línea que evoca un suspiro.
Más allá del  ínfimo espacio que invoca el silencio.
Deambulando entre la luz del olvido y la sombra del tiempo.
Así, lanzando dardos de premura constante,
eternidades envueltas en líricos hilos de plata,
llantos que engarzan  las manzanas agridulces del presente.
Así, renaciendo sobre el asombro del mundo,
más allá del útero fugaz de los débiles alambiques del miedo.
Así, respirando sobre la eternidad del latido profundo,
lleno de vida, por fin…  eternamente…

Entradas siguientes »