SUPERVIVENCIA EMOCIONAL

Bienvenidos al hogar de mi alma

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Hydra vuelve a la carga

Ana Ortín

«El próximo viernes 8 de marzo, y dentro de la programación del ‘Día Internacional de la Mujer Trabajadora’, tendrá lugar a las 20 horas en el Centro Cultural la inauguración de la exposición de obras de un grupo de mujeres, concretamente las que conforman  ’Hydra-6′. Se trata de un grupo compuesto por mujeres alicantinas, en su mayoría de nuestra comarca, que nos invitan a contemplar una selección de su obra plástica, diversa en estilos y técnicas artísticas”.

‘Hydra-6′ son: Ana Ortín y Lorena López que expondrán obras de pintura; Sacra Leal, poesía; Lola Serrano, cerámicas; Flora Cebrián pintura surgida de la fotografía y Bianca Marquardt con fotos. Ellas mismas se definen como un “grupo muy variado, tanto en edades, como en estilos y obras”. Es un colectivo que surge en 2006 y tiene su nombre por un monstruo de la mitología griega que cuando le cortaban un cabeza le salían dos más, “ya que si alguna de nosotras marcha del grupo intentamos traer a dos mujeres artistas más, para que el grupo no se pierda”.

Noticia: Peteraldia

V Gala de las Artes y las Letras Cuentamontes

Vivimos rodeados de montañas, de arte y de letras.
El sábado pasado ascendí hasta unas de sus cimas. No importa el nombre, todas me son propicias, cercanas y amigas. Camara, Bateg, el Cid, Bolón… todas me abrieron sus sendas como gladiolos encendidos en sus múltiples aromas.
Pero además de mancharme con su pasión desbocada de romeros y huellas, también me regaló palabras, versos, suspiros alados, voluntades precisas y líricas miradas desde la última cúspide del amor más temprano.
Y es que Cuentamontes volvió a encender su incandescente linterna de lealtad infinita, su íntima pasión por la montaña y las letras, por la galanura literaria de la madre naturaleza.
Cuentos entroncados entre raíces aladas, poemas que se elevan hasta cúspides miméticas, fotografías que encuentran el instante preciso y manos que luchan, al compás de la vida, rescatando del lodo la primera semilla de la primavera.
Benditas montañas que abrigan el sinuoso tránsito de la vida del valle, donde el hombre se sienta a esperar su destino con el paso cansado de la historia silente.
Benditas montañas. Bendito arte que nos recuerda, cada día, la fugacidad inmortal de nuestra mirada colmada de esperanzas imberbes.
Vivimos rodeados de montañas, de arte y de letras. Gracias Cuentamontes.

Raúl Campoy Guillén

A TI EN PLURAL

Quiero espantar los pájaros
de tu pelo nocturno,
después bajar las manos como dos avalanchas,
dos trampas,bajo tu cuello de valles calientes.
Quiero secar el acuífero de tu boca
y jugar con el pez rojo que nada en él.
Quiero este cielo, este cuerpo
de transparencias,
esta indecisión con las formas,
este hablar sin hablarte,
de prolongarme en tus venas calladas.
Quiero lamer todas tus ramas.
Quiero tus labios, su bosque de espumas.
Despeñarme en tus roquedos.
Acercarme a tu vientre y ver
su almacén de soles.
Dormir en los prados de tus senos, frondosos
como nubes de yerba.
Acariciar los manantiales de tus manos
y beber tus dedos
y caer con toda la gravedad de una piedra
en tus piernas de roble humedecido.
Quiero recoger hoja por hoja
todos tus movimientos,
como si desfilaras denuda en otoño
y yo no te viera.
Quiero alzar las manos
y que me envuelvan tus estrellas,
quiero un otoño de estrellas
quiero llegar a tu cima
y dejar que las arrugas del viento
hagan temblar mi nombre.
Quiero alzar las manos
como el primer amanecer alzó los ojos,
quiero cerrar los ojos
cuando tú los cierres.
Hasta la última gota de sol
mis pasos y sus pies recorrerán
todas tus veredas;
porque tienes mucho silencio
que ofrecerme, porque tengo el oído cansado,
porque las ciudades son ruidosas,
como las palabras, sierra mía,
como las palabras.

Primer Premio de Poesía Internacional Sacra Leal-Cuentamontes

Leticia Leal

 

INVIERNO
Advierto el suave retornar de la oca, entre senda y camino, donde la sierpe interrumpe su sibilante  ulular bajo el primer susurro de la incipiente albura, y las inhiestas coronas de majestuosos cérvidos se preparan para desterrar a las ninfas de aquellas noches tórridas de julio.

Prevengo al buey y al carnero del prístino y afilado retornar del brusco hachazo del frío guerrero, e invoco a la araña que teje los profundos sueños, para que meza entre costura y costura, el dulce dormitar del oso, del erizo, del sombrío murciélago, y cientos de plumas acarician el horizonte, como ínfimos suicidios angelicales retrocediendo a aquella tierra donde ha vuelto la luz y ya no vence la muerte.

Pero callad… ¿No lo escucháis?

Ya viene, el bosque gime por las laderas, la madera cruje en el hogar, los espectros comienzan su inmutable letanía, los cristales son apurados por miles de glaciales lenguas, los niños callan y las ancianas retoman polvorientas fábulas de púberes adolescentes y lascivos militares, allá en cualquier guerra.

Shhh…

Ya se oye el llanto de la lechuza, de la leche maternal derramándose sobre el rocío del verde pasto, ya se escucha el palpitar de la semilla dentro del útero silencioso del campo, el éxtasis sobre un colchón mojado, tu voz, peregrino, entre la marabunta de maleza y maullidos de gatos.

Dispongo de la hojarasca y del fuego, de un manto con aroma a manzana y a salvia, de un caldero  susurrando los secretos de la montaña sobre moribunda leña y de mi humilde palpitar, oh caminante,

¡Que en mi refugio sólo se admiten cálidos abrazos!

Premio local Cuentamontes 2012

Ya no hay freno

No podemos ponerle freno al avance de la luz, ni al discurrir del viento, ni a la raíz que busca enarbolarse entre la roca diseminada de la historia.
No podemos enclaustrar el tiempo, detener el trepitar del calendario, ni parar el cascarón de la memoria que se renueva cada segundo. No podemos detener el mar… ni la marea ciudadana.
Allá donde miremos, un horizonte de clamorosas manos van tejiendo la lírica alfombra del mañana, el paisaje inmaculado de la esperanza, la silueta perpetua del astro sol que, invariablemente, seguirá iluminando las ventanas salpicadas de lluvia enamorada.
Porque estamos vivos y somos hijos, y somos padres, y apenas acabamos de nacer a la sed del mundo, y yacemos, ancianos, sobre el contoneo persistente de la vida que no ceja en su empeño de empujarnos al camino, senda arriba, riachuelo abajo, silbando la antigua canción de nuestros ancestros.
No, no podemos detener la marea, ni la voz. No podemos enclaustrar el vuelo, ni detener el latido, ni acallar el volteo en la garganta con el silencio crepuscular del olvido, con el filo desvencijado de la inminente guadaña de la ignorancia.
Porque como diría el grande entre los grandes, Miguel Hernández:

“Aquí estoy para vivir
mientras el alma me suene,
y aquí estoy para morir,
cuando la hora me llegue,
en los veneros del pueblo
desde ahora y desde siempre.
Varios tragos es la vida
y un solo trago es la muerte.”

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