Bienvenidos al hogar de mi alma

Categoría: Cotidiana eternidad (Página 31 de 41)

¿Y si me «desapunto»?


¡¡Ay Marihisteria!!… ¡¡tenía tantas ganas de hablar contigo!!
Han pasado un montón de cosas desde que no hablamos…
Ha cambiado el gobierno, bueno, está en paréntesis como la juventud de mi hija y mi propia menopausia.
He cambiado el calendario.
Las pastillas de la tensión y la marca de la leche, ahora la tomo sin lactosa, cosas de la edad, supongo.
Reconozco que la vida me gusta, me excita, me enamora,
pero también es cierto que, en muchas ocasiones,
se me hace muy cuesta arriba.
Demasiados vértigos.
Demasiadas incógnitas.
Demasiados pecados incidiendo en la beatitud de un suspiro.
Vivir es lo que tiene: la sorpresa de ese instante que nos limita o purifica
en el eterno albor del pensamiento.
Por eso a veces, sólo a veces, me pregunto: ¿Y si me «desapunto»?
¡¡Ay Marihisteria!!…¡¡qué ganas tenía de hablar contigo!!

Besar y amar, también para el 2016


Seguir las tradiciones.
Comer turrón.
Besar.
Saludar.
Tocar la pandereta.
Rezar a un dios profano.
Soñar con un año lleno de espumillón y sin un cáncer de colon.
Desengancharme de la dieta.
Engancharme a los versos de ti,
desengancharme de los versos de ti, también.
Imaginarme que hay vida más allá de la vida.
Soñar con la luz más allá de la bombilla.
Respirar.
Seguir siendo yo misma pese a todo.
Pese a todos.
Pese a nadie.
Seguir.
Respirar.
Besar.
Besar.
Besar.
Y, también bailar.

 

Adopte un poeta por Navidad


Son muchos los poetas que vagan desnudos por las páginas indecisas de los libros sin título.
Muchos los que se dejan caer entre los megabites de los tratamientos de texto.
Muchos los que acaparan el Facebook con postales idílicas y frases que no les pertenecen.
Si quieren ser buenos con la humanidad:
adopten un poeta por Navidad.

Coplas quebradas, sonetos, romances y pareados.
Abetos, papás noeles y jesusitos rosados.
¿Quién no quiere tener un poeta retozando en la puerta del portalico
merendando polvorones, turrón del duro mientras se inventa un villancico?
Si quiere ser alternativo, diligente y creativo
(con lo que se lleva en estos tiempos, al menos de boca para afuera)
adopte en Navidad a un poeta.

Al resto déjenos morirnos en paz sobre el impertinente ritmo del verso libre,
sobre la descabalada hambre del verbo inconcluso,
del voto derramado,
del latido detenido en el vértice pluscuamperfecto de los historiadores sin memoria,
de las urnas ahuecadas por el miedo y el olvido.

Déjennos suicidarnos felices sobre los lechos manchados con el sudor de la esperanza,
que ya vendrán otras voces para redimirnos de la vanidad que habita estos días oscuros sin preguntas ni cabal escrutinio.

Por fin ha pasado «Jaloguin»


¡¡A mí que me importa el jaloguin y sus historias extranjeras!!
Bajé a por el pan. Y, con las prisas, no me peiné.
Tampoco me pasé la raya por el ojo, ni el carmín por los labios.
Hoy teníamos macarrones para comer, y la salsa de tomate y yo nos llevamos fatal.
¡¡Esas manchas impertinentes que se quedan en mi delantal favorito, en el que pone: «Recuerdo de Benidorm»!!
Bajando las escaleras me di cuenta que hacía tres meses que no me había depilado las cejas ni el bigote
y… ¡pardiez! las zapatillas con el peluche de perro, parecían dos lobos al borde de la extremaunción.
Los calcetines de lana, deprimidos en los tobillos, ayudaban a dar un ambiente más peculiar.
Sabía que no era Angelina Jolie. Ni siquiera yo misma.
Pero me arriesgué.
No podía abrir la puerta de la calle.
(Le dije a la presidenta, hace meses, que había que arreglar la cerradura.)
Menos mal que encuentro el cuchillo jamonero en el bolsillo.
(Siempre lo llevo por si me atacan los de la OMS con sus decretos pluscuamperfectos)
Después de unos minutos, que parecen siglos, logro salir a la calle.
Cuchillo en mano.
Tomate en el delantal (del siempre bucólico Benidorm).
Pelos al viento (en cabeza, cejas y bigote).
Lobos coléricos en los pies arropados por calcetines famélicos.
Y un temperamento muy propio en mí después de luchar contra las inclemencias del día a día.
Una niña se queda espantada al verme cruzar el portal de mi casa.
«Mamá, mamá…ya ha empezado Jaloguin»
Y yo pienso, «¡Qué barato nos sale el disfraz a las amas de casa!»

 

Tertulias literarias entre amigas un jueves cualquiera

*Mi tercer libro de poesía ya está en la imprenta.
-Ufff…qué pereza, escribir poesía con lo caros que están los tomates.
-Y lo malos…todo lo que no sea de huerta…Conocí yo a un huertano que ese sí que estaba bueno. ¡Tenía un sabor!
*Escribir poesía no es una opción.
-Yo también conocí a otro huertano. Era más de pepinos.
-¡¡Qué calor para estar terminando octubre, ¿no?!!
*A mí me gusta escribir en días de lluvia.
-Me tengo que comprar una secadora. ¡Qué asco de otoño!
-Por cierto, ya está llegando Halloween. ¿A ti te gusta Halloween? Como los poetas sois tan oscuros…
*Prefiero celebrar el día de los muertos. Sobre todo si los conozco, están vivos, y no me escuchan.
-¡¡Qué tarde!! Voy a ver si me compro la última novela de Jorge Javier, eso sí que es literatura y no el Machado ese.
-A mí el que me gusta como escribe es el novio de la Isabel Presley. Me han dicho que le dieron un … ¿Nobel? Eso será como un Oscar ¿no?, pero a lo fino.
*Me voy a ver si recompongo alguno de los recuerdos de la infancia que se me acaban de romper entre el café y la magdalena.
-¡¡Qué rara ha sido siempre!!
-Ya lo decían las monjas, ¿no te acuerdas? Tanto pensar no es bueno para el cerebelo.
-Será para el cerebro.
-Ni para los ovarios.
-Por cierto, ¿cómo llevas la menopausia? A mí el tinte ya no me coge.
-Ni el tinte, ni mi marido… creo que tengo una talla más.
-¿De cintura?
-Ufff!!! ¡Qué caros están los tomates ¿verdad?!
-¡Me encantan estas tertulias literarias con viejas amigas, deseando estoy que llegue el próximo jueves!

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