Bienvenidos al hogar de mi alma

Etiqueta: memoria

MENOS ES MÁS

+Para que nuestros seres queridos reposen en paz es necesario elegir la mejor lápida.

-Algo sencillo.

+¿Mármol, granito, porcelana? ¿Un paisaje de fondo?

-Algo sencillo.

+Tenemos Cristos crucificados, todas las Vírgenes y los mejores paisajes del Caribe que resultan la mar de emocionantes.

Mi padre nunca fue al Caribe.

+Ni Antonia tampoco pero mira qué preciosa queda su memoria inmortal sobre las clarísimas aguas del Niagara.

-Nos gustaría ponerle unas palabras.

+Aquí tengo una libreta de versos inmortales, inmemoriables y, también, prescindibles.

Gracias. Traemos las nuestras recién horneadas. Huelen a madalenas de leche y a rollos de anís.

+Las palabras son importantes pero… poca cosa. ¿Unas flores? ¿Unas palomas abrazándose por las alas de la memoria?

-Es suficiente. Menos es más.

+Son 600 euros.

Miré a mi hermano sin mirarlo.

Bolón se quedó mimético entre las rendijas de la persiana.

Pequeñas historias crean interminables mundos.

Los mundos infinitos de la memoria.

La muerte, el olvido y la memoria

Los muertos solo quieren paz, por eso levitan por los huertos húmedos de la memoria, como escolopendras de verano, ajenas al calor y al llanto, a la inmediata luz de los cuerpos ascendentes.
Los muertos quieren ser dignos y efímeros, con la justa eternidad de un suspiro baldío, de una delicada beatitud que revierte en los pozos animados de la memoria más digna.
Son los muertos del precipicio eterno, los del olvido perpetuo e insidioso, los desapegados del mundo y sus ancestros. Los que solo quieren ausentarse del pozo y las cenizas, de las fotografías enclaustradas en portarretratos dorados sobre el humo perenne del blanco y negro.
Los muertos solo quieren olvidarse del carnal sufrimiento y, a menudo, los vivos también.