Está claro que a los que andan por las grandes esferas les interesa poco la educación de los de abajo. Si no, es imposible entender que un solo colegio se cierre. Un aula cerrada es una herida en el mismo costado de un país libre. Y un país que deja de ser libre es solo pasto para  buitres y cuervos descorazonados.

Aún sigo sin entender donde está el beneficio de los recortes en educación. Aún sigo sin entender porqué todos estos recortes los tienen que sufrir los de siempre.

Quizá, en el fondo, lo que no entiendo es donde ha ido todo ese dinero del contribuyente español que se ha colado, como por descuido, en esos bolsillos gubernamentales que ahora, de repente, dignifican un honor que no merecen.

Si un colegio se cierra no creo en nada, ni en mi país ni en los que lo gobiernan. La fe se ha colado por las alcantarillas de la inmundicia y ante el paisaje servil de ovejas obedientes que nos ofrecen, habrá que tejer alas sobre las encorvadas espaldas de la paciencia. Afortunadamente no somos máquinas, ni seres incapacitados para la memoria, ni siquiera tenemos estómago suficiente para tanta indigestión política y económica.

Y parafraseando al poeta yo os diría: “Podéis cerrar todos los colegios, pero nunca podréis detener la rebelión”.

El próximo martes, todos juntos, frente al ayuntamiento de Elda a las 8 de la noche. Por una educación libre. Por una educación para todos.