Vamos caminando paso a paso como si la urgencia no existiera, como si la prisa hubiese quedado estática en un cuadro cubista, virtualmente abstracto.

Paso a paso, a veces queriendo acelerar la marcha, pero siempre con el lento augurio de la respuesta incierta. No hay voz que resuelva el enigma, ni oración que espante el espanto. Estamos en el camino y sólo nos toca seguir avanzando. A ritmo lento. Paso a paso.