Sólo nos separaron unos días, algunos quebraderos de cabeza, un estreno teatral y esa sensación de no llegar a tiempo a casi nada. Es esta multitud teatral, farandulera y eterna que no se pierde una fiesta y, mucho menos, una boda, sobre todo cuando viene doble.
Momentos que, al fin y al cabo, son como ese agua que viene cuando la sed necesita pozos y ríos de limpios abrazos.
Carasses Teatro
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