Bienvenidos al hogar de mi alma

Categoría: Mi vida en palabras

SER SILENCIO

Volver al origen.

Ser silencio, barro, olvido perpetuo sobre la sed sanguínea de los arcángeles enamorados.

Terminar de ser.

Respirar.

Existir.

Olvidar.

No ser.

No decir.

Enmudecer sobre los alambiques de la existencia y dejarse desvivir entre los enramados de la felicidad innata que engalana balcones con la liviandad fugaz de una existencia vacía.

Renunciar al latido por amor.

Mutilar la voz por amor.

Obligarse a amar por amor.

Volver al lecho transparente del concubinato para desmembrar pétalos ínfimos como vientres maternos para, luego, esperar que un vacío de océanos iguales venga a besarme los pies y, así, haber cumplido el decreto de esta vida vacía en sus entrañas, pétrea y magnánima en sus orígenes más inútiles.

Y que en una lápida, igual a todas, alguien venga a depositar flores de plástico, sin polen ni semilla, mientras una oración, ya sin sangre, intente redimirme de tanto pecado congénito.

Volver al origen, ser silencio y olvidarse del mismo nombre como quien firma su propia sentencia de muerte a escondidas del mundo que grita verdades a medias.

2010

LOS ESPEJOS ROTOS

Frente a la soledad de los espejos rotos,

sollozando esquinas infinitas de reflejos imaginarios,

dejando que el invierno instale sus caóticas aristas

entre los brazos recién renacidos a la vida.

Tejiendo andamiajes de saliva repentina,

trenzando sanguíneos canastos donde desnudarse del tiempo,

abriendo el surco que ilumina, con faroles de futuro,

el cárnico enigma que alienta el deseo comestible de los besos.

Frente a la soledad de los espejos rotos

solloza el alma de un aliento nuevo encumbrado al olvido de los pozos.

Junio 2010

TODO LO QUE NO SE DICE

Todo lo que no se dice se queda temblando en los enjambres del azafrán, en la mimética hoja del orégano, en la persistente raíz del tomillo que busca el sur perfecto de una brújula enamorada del viento en su imperfecta cordura.

Todo lo que no se dice hiberna en el furor de las cañerías agridulces, en la dualidad de los guantes enhebrados con la lana de la distancia, en las alfombrillas tenaces de los coches sin rumbo que inventan rutas hacia el norte de la luz.

Todo lo que no se dice acaba oculto en los baúles de la tristeza, como leves pinzamientos en las vértebras del miedo, como caústicos sollozos que buscaran la muerte sobre las fosas vacías de huesos y besos, frente al tétrico holocausto de los abrazos inventados.

Todo lo que no se dice, amor: jirones de naufragio sobre los caudales secos de la memoria.

2011

LAS PALABRAS

A menudo no sabemos qué hacer con las palabras, quizás por eso escribimos versos, le declaramos nuestro amor a los desconocidos o bordamos iniciales azules en las toallas rescatadas del algodón y la madrugada.

Las santas palabras, las impúdicas palabras, las dueñas de la miel y del veneno, cautivando el paraíso de los inocentes, escrutando la memoria de los infelices, buscando piedades indecisas en el abanico frutal de la ignominia.

A menudo no sabemos qué hacer con las palabras, por eso olvidamos la ortografía para dedicarnos a escribir verdades a medias en las tapias de los colegios donde orinan los mendigos y los directores de banco corruptos. Por las que se descuelga el llanto como una catarata de lava indecisa. Las mismas que, después de declarar el amor, firman sentencias de muerte con la baba repentina de los asesinos oficiales.

A menudo no sabemos qué hacer con las palabras ni con la vida tampoco.

2010