Bienvenidos al hogar de mi alma

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DOMINGO 7 XL: El día del Señor

Hace muchos años que no rezo, al menos hacia el exterior. De vez en cuando lo hago mirando al fondo de mí misma, como si la voz se hubiese caído a un pozo y la conciencia, curiosa y lasciva, la mirara desde el ojo luminoso del paisaje.

Recuerdo aquellos domingos de obligado cumplimiento, rodillas en el suelo, mirada lacónica y persignación rutinaria, ya sin la pasión ni pecado que te obliga a hacer un acto de contricción. Sin embargo, siempre sentía arrepentimiento, arrepentimiento por nada, si acaso por esos pensamientos impuros que me invitaban a volar, a volar sobre el horizonte de la esperanza, soltando lastre, rompiendo cadenas.

Señor, hoy ya no me arrepiento de nada, por eso cuando truena, en vez de acordarme de Santa Bárbara, me acuerdo de Perico que vive en la calle, entre cartones, desde que lo expulsaron del paraíso de esta sociedad ilimitadamente hipócrita.

Sin embargo, de vez en cuando rezo, hacia adentro, hacia el fondo de mí misma, como si la voz andara naufragando en el proceloso océano de la conciencia.

SÁBADO 6 XL: Miguitas de pan

Para Alma

Sigo lanzando miguitas de pan para que nunca olvides el camino de vuelta a casa. 

En estos tiempos de tormenta, he abierto todos los paraguas, recosido los chubasqueros y desplegado los toldos por si quisiera diluviar sobre el tejado de la memoria. A lo lejos asoman algunos nubarrones con sus fauces de incertidumbre hambrienta. Una atronadora ventisca de interrogantes viene cabalgando sobre las nubes desoladas del desaliento. 

Sin embargo…

todos los días, a la hora precisa, justo antes de lanzarme a la aventura del insomnio, lanzo miguitas de pan para que nunca olvides el camino de vuelta a casa.

JUEVES 4 XL: Dormir

De nuevo me cuesta dormir.

Las noches han regresado con su lapidaria sinfonía de insomnio. Voces que ululan sobre conciencias perdidas, remotos ecos de brasas olvidadas por la hoguera primigenia. Y ahora, otra vez, esta desaforada incertidumbre que nos recorre las avenidas del alma como un animal envalentonado ante la fragilidad del hombre.

De nuevo me cuesta dormir. Otro lujo más que apuntar a mi lista de deseos vitales perdidos.

MIÉRCOLES 3 XL: La lluvia

La lluvia se ha asomado a mi ventana dejando una estela de melancólica presencia. Resbala cándida, con la tranquilidad necesaria que ofrece la supervivencia. Con la monotonía crepuscular de los días iguales. Con ese ritmo pausado que se asoma por los calendarios sin nombre.

Las minúsculas gotas me hablan de la fragilidad del ser humano, de la fugacidad de la vida, de lo anodino que resulta, últimamente, el sabor de las manzanas, ya sin riesgo ni pecado. Y en singular baile de acuosas piruetas, me revelan los misterios allende del silencio.

La lluvia ha visitado mi ventana, se ha quedado aquí, estática, ella también, como yo, teme volver al asfalto.

MARTES 2 XL: Segunda ola

Apenas nos hemos dado cuenta de que la arena ha dejado de existir. Ni siquiera una roca que nos resguarde o un malecón que nos proteja del envite de la ignorancia, de la intolerancia, de la insolidaridad.

El mar se ha quedado desierto con su bravura infinita, con su liberadora tormenta de siglos, con su desgarrado alarido de fauces envenenadas.

Sabíamos que vendría una segunda ola y ni siquiera hemos aprendido a nadar.

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