Bienvenidos al hogar de mi alma

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DÍA 87: La pandemia de los intolerantes

De vez en cuando viene bien un descanso para la mente y el espíritu. Aunque, puestos a elegir, prefiero irme de retiro espiritual al Caribe, a las islas Seychelles e, incluso, a Ibiza. Las cuatro paredes de mi casa y el paisaje tras la ventana, ya me lo conozco de sobra, por más que intente inventar uno nuevo cada día.

Pero este repentino y obligado descanso nos ha servido, además de para conocer a este descarnado y devastador virus, para descubrir otro tipo de pandemia, quizás la más peligrosa, la que nos aniquilará con más ferocidad que un bichito invisible: la de los intolerantes.

Tengo la sensación que estamos retrocediendo a pasos agigantados: intolerables brotes de racismo, manos alzadas ante un aguilucho o una esvástica, atención sanitaria dependiendo de tu capital, la prohibición de «Lo que el viento se llevó», la cabeza de Cristobal Colón rodando por toda América… esperemos que no se enteren de lo que pasaba en el Coliseo Romano.

La historia está para conocerla, entenderla (en la medida que sea posible) y aprender de ella para ir caminando hacia un futuro más habitable y generoso para todos. Ya lo dijo aquel pensador: «Conocer la historia para no repetirla».

¿A qué distancia estarán las cavernas de nuestro calendario? Ya parece que he visto a un diplodocus paseando por el jardín de mi vecino.

DÍA 86: Buen viaje Pau

Querido Pau:

Hoy nada me parece «Bonito» y aunque «La Flaca» sigue bailando, sobre la voluta iluminada de «Ese beso» de «Humo», el «Tiempo» se ha detenido como quien «Grita» en «El lado oscuro» del «Agua».

«Tú me hacías sonreír» pero hoy te has hecho «Dueño de mi silencio». Intento detener el pentagrama sobre el que te has adormecido.

«No te duermas», grito. Y tú respondes desde el fondo de una melodía eterna: «Duerme conmigo».

Con «Dos días en la vida» será suficiente, pero todo «Depende» del intenso transcurrir de la eternidad. Por si te sirve de algo: «Me gusta como eres».

Buen viaje Pau.

DÍA 85: Dejar de contar

«La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento.
La respuesta está flotando en el viento.»

Bob Dylan

Un día cualquiera tendré que dejar de contar

Dejaré de contar los días de aislamiento e incertidumbre. De angustia y rebeldía. De silencio y distancia.

Dejaré de contar cada segundo como si fuera único e irrepetible, cada suspiro como si en él no fuera el aliento, o como si el oxígeno sólo fuera un invento en la insufrible tabla periódica.

Dejaré que tanta pregunta quede flotando con sus interrogantes disciplinadas y anárquicas.

Al fin y al cabo, la respuesta siempre está flotando en el viento.

 

DÍA 84: Cuídate

Mientras respiro caen millones de estrellas. 

El oxígeno se convierte en volutas minúsculas que inflan mis pulmones de vida. 

Más allá de la corteza celeste que nos envuelve, una legión de purpúreas esencias apuestan por el futuro. 

El latido se perpetúa. 

Cuídate, luz

Cuídame, vida.

DÍA 83: Prefiero

Puestos a elegir, yo también prefiero las conversaciones descaradas, los poemas descarnados, los desnudos placenteros y los odios espantados. 

Puestos a elegir, ya no quiero morderme los labios, ni tragarme la saliva, ni regurgitar la bilis infecta de los sucios pensamientos.

Puestos a elegir, elijo el camino que me lleva a mi inicio, aunque quede a las puertas del mismísimo infierno. 

Puestos a elegir…

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