Bienvenidos al hogar de mi alma

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LUNES 8 XL: Todos los días

Todos los días parecen iguales, pero no lo son.

Los tediosos lunes, en los que la pereza se imponía sobre el bramido del despertador, han pasado a convertirse en la prolongación de un domingo descafeinado, la esquina redondeada por transeúntes sin voz, sin olvido y sin memoria.

Todos los días parecen iguales, pero no los son.

Se han asentado en el calendario con su rutinaria lealtad de siglos, y parecen ir pasando como los barcos que cruzan el horizonte sobre los océanos de la esperanza. Pero cada día viene con su tormenta precisa, su amanecer renovado, su luna escarchada como de nieve enamorada.

Todos los días parecen iguales pero, afortunadamente, no lo son.

DOMINGO 7 XL: El día del Señor

Hace muchos años que no rezo, al menos hacia el exterior. De vez en cuando lo hago mirando al fondo de mí misma, como si la voz se hubiese caído a un pozo y la conciencia, curiosa y lasciva, la mirara desde el ojo luminoso del paisaje.

Recuerdo aquellos domingos de obligado cumplimiento, rodillas en el suelo, mirada lacónica y persignación rutinaria, ya sin la pasión ni pecado que te obliga a hacer un acto de contricción. Sin embargo, siempre sentía arrepentimiento, arrepentimiento por nada, si acaso por esos pensamientos impuros que me invitaban a volar, a volar sobre el horizonte de la esperanza, soltando lastre, rompiendo cadenas.

Señor, hoy ya no me arrepiento de nada, por eso cuando truena, en vez de acordarme de Santa Bárbara, me acuerdo de Perico que vive en la calle, entre cartones, desde que lo expulsaron del paraíso de esta sociedad ilimitadamente hipócrita.

Sin embargo, de vez en cuando rezo, hacia adentro, hacia el fondo de mí misma, como si la voz andara naufragando en el proceloso océano de la conciencia.

SÁBADO 6 XL: Miguitas de pan

Para Alma

Sigo lanzando miguitas de pan para que nunca olvides el camino de vuelta a casa. 

En estos tiempos de tormenta, he abierto todos los paraguas, recosido los chubasqueros y desplegado los toldos por si quisiera diluviar sobre el tejado de la memoria. A lo lejos asoman algunos nubarrones con sus fauces de incertidumbre hambrienta. Una atronadora ventisca de interrogantes viene cabalgando sobre las nubes desoladas del desaliento. 

Sin embargo…

todos los días, a la hora precisa, justo antes de lanzarme a la aventura del insomnio, lanzo miguitas de pan para que nunca olvides el camino de vuelta a casa.

VIERNES 5 XL: Lugares perimetrales

El perímetro del planeta.

El perímetro del continente.

El perímetro del país.

El perímetro de la comunidad autónoma.

El perímetro de la provincia.

El perímetro de la ciudad.

El perímetro del barrio.

El perímetro del edificio.

El perímetro de la casa.

El perímetro del dormitorio.

El perímetro de tus brazos,

allí por siempre confinada.

MIÉRCOLES 3 XL: La lluvia

La lluvia se ha asomado a mi ventana dejando una estela de melancólica presencia. Resbala cándida, con la tranquilidad necesaria que ofrece la supervivencia. Con la monotonía crepuscular de los días iguales. Con ese ritmo pausado que se asoma por los calendarios sin nombre.

Las minúsculas gotas me hablan de la fragilidad del ser humano, de la fugacidad de la vida, de lo anodino que resulta, últimamente, el sabor de las manzanas, ya sin riesgo ni pecado. Y en singular baile de acuosas piruetas, me revelan los misterios allende del silencio.

La lluvia ha visitado mi ventana, se ha quedado aquí, estática, ella también, como yo, teme volver al asfalto.

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