Dicen que sonreír nos mantiene más jóvenes.
Alegrarse de vivir nos alarga la propia vida.
Divertirse, no pensar, no sentir, no sufrir… es el único elixir de la eterna juventud.
Supongo que es cierto.
Yo no quiero vivir tanto.
Para lo que me queda, y mientras todo siga igual, seguiré llorando, enfadada, peleando, sufriendo y deseando que exista un cambio YA.
Una eutanasia dilapidaria y definitiva.
Mientras tanto,
no pedirme más,
seguiré vistiendo el luto de los vencidos.