A todos los seres vivos, un día u otro, nos llega la muerte.

Quizás a hurtadillas, en silencio, anunciada, presentida o por sorpresa.

Es el único regalo que nos entregaron nuestros ancestros nada más nacer.

La única voluntad de esos inalcanzables dioses.

Pero a todos nos llega la muerte.

Incluso a Camilo Sesto.

MORALEJA: «Es mejor morir con dignidad que aplastado por el botox»