Bienvenidos al hogar de mi alma

Categoría: Sindicato Bergerac (Página 17 de 17)

Amanece sobre el mundo

 

Abro los brazos y abarco el mundo

y me lleno de pájaros azules la mirada del viento

sobre el alfeizar inmundo de los días iguales.

Me visto de brisa azul,

de tiempo detenido en la lontananza del deseo

de clamorosos rictus entre alas y besos

que inician el sendero del imposible viaje.

Acaba de amanecer sobre el eco del tiempo

y el llanto se desvanece

enredado en las cortinas de la adormidera marchita,

más lejos de la íntima raíz silenciosa

que alumbra soledades sobre los pozos ciegos.

El horizonte recién se ha peinado de aurora

y yo estoy aquí,

esperando un milagro que nos devuelva la sed

sobre este imperio de esperanzas rotas.

Volver de vacaciones

Deshacer la maleta y la térmica pereza.

Poner a secar la añoranza y los bañadores azules.

Rasgarse el verano sobre las vestiduras del llanto.

Inventarse macedonias de fotografías y besos.

Buscarte la voz más allá de la lluvia,

el llanto más lejos de las líricas pupilas.

Y volver sobre las huellas, como la luz renacida,

enarbolando caminos de infinitas auroras.

Abrir las ventanas con distintos paisajes,

con el mismo horizonte en el que aterriza el otoño

y saberse más sabia, más inmensa, más plena

sobre los raíles imberbes del frutal calendario.

Ahora queda, de nuevo, extender las sábanas

en los cobrizos colchones que añoran inviernos

sobre el perpetuo recuerdo de los besos al sol

y esperar que otro benévolo destino nos encuentre

allá donde la luz nunca cesa de esculpir vida.

Amor y olvido

 

Quizás lo mejores que deshaga las maletas

y me quede a vivir contigo,

por más que lo he intentado

siempre he vuelto a tu puerta

clamándote perdón

y es que, amante mío,

el amor es más grande que el olvido.

 De “Pájaros en la memoria”  (Ayunt.Elda, 2007)   

Es tan absurdo

 

Es tan absurdo, tan importante, tan denigrante…

es tan necesario necesitarte así,

en la planicie de los días laborables

cuando el tiempo se detiene, rutinario,

en la estática aventura de la vida.

Y descolgar el teléfono

y decir: “te quiero”,

y que sea cierto.

 De “La Revolución del Llanto”  (Ed.Torremozas-1994)

Supervivencia Emocional

Sobrevivir a los días soleadamente grises,

a la impostura fugaz del mimético calendario,

a los santorales sin fe, sin nombre, ni milagro.

 Sobrevivir sobre las costuras que supuran olvidos,

más allá de las cortinas que ocultan la lluvia,

más al fondo de los cobrizos bolsillos

que guardan feroces ausencias como lágrimas de viento.

 Sobrevivir a través de las camas, los trampolines y el eco,

sobrevivir pese a las íntimas esquelas,

pese al gozoso nacimiento, al lírico andamiaje de  los caóticos besos.

 Sobrevivir mientras supura la herida de estar vivo,

el intangible aliento de las letales letanías,

el vuelo impreciso del enconado miedo,

la presencia omnipresente del dolor y sus arcángeles.

 Sobrevivir más allá de mí misma,

de mi mismo vuelo.

Sobrevivir, sobrevolando la risa, rasurando el deseo.

Descarnadamente imprecisa, beoda y liviana,

satánicamente aposentada en la vibración del olvido.

 Para así ser, entre el mimetismo de las fotografías rotas,

la huella indeleble que se resigna a vivir, pese a todo,

más allá del frutal enigma de las murallas.

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