Bienvenidos al hogar de mi alma

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Ahora llega la resaca


Ahora llega el bajón.
La resaca del tiempo perdido.
Del amor abortado.
De la soledad vencida en imágenes difusas de esplendor.
Ahora llega el silencio,
abandonar la espada,
intentar sumergirse en el olvido,
dejarse llevar por la quimera del naufragio
en volutas de sal embravecida.
Ahora solo queda mirar hacia atrás
y dar por bueno todo lo aprendido,
aunque no fuera cierto.

La página en blanco de la vida


¡¡Quedan tantas páginas, todavía, por escribir!!
¡¡Queda tanta esperanza!!
Y a lo lejos las dudas,
y bajo tierra las preguntas
amordazadas con una soga de plata
en el mínimo rictus de la desmemoria.
¡¡Queda tanta vida!!
¡¡Tanto llanto por derramar…todavía!!
(La vida sigue siendo esa página en blanco
que espera ser vivida en los límites
de una ortografía imprecisa.
)

El poder de la sangre


Para mis hermanos

Al final acabamos siendo un escombro de nosotros mismos.
O puede ser que no.
Al final acabamos siendo lo que somos:
Una eternidad ambulante en los parámetros infinitos de la conciencia.
Un aleteo de arcángeles infelices.
La semilla fugaz de un hambre eterna que sigue revoloteando
por los estómagos del mundo.
Al final somos lo que queremos ser,
más allá de lo que nos soñaron,
mucho más allá de nosotros mismos y nuestra memoria.
Al final somos y eso ya es suficiente,
o insuficiente,
o necesario,
al final es y, siendo, ya es bastante.

De tú a tú


Yo solo sé que un día me desperté rezando.
Alguien me dijo: Dios existe, Dios te ama, Dios te espía.
A partir de entonces dejé de creer en la vida para prepararme para la muerte.
He sido pulcra, no he robado, ni deseado bienes ajenos.
He amado a un hombre entre las rendijas de mi memoria,
y al resto entre los escapularios de mis instintos.
Soy anarquica y desordenada, sobre todo con las preguntas,
nunca sé donde me dejo ni las bragas ni la memoria.
Rezo cuando me acuerdo y canto siempre,
aunque no entone.
Soy víctima de la vida.
Me siento feliz.
He llegado al límite.
Dios, me has despojado de tu carga.
Por fin, soy libre.
Ahora, tú y yo,
somos la misma persona.

Entre la luz y la sombra


La gente prefiere ser correcta a ser auténtica.
Felizmente triste a tristemente feliz.
Angélica y pura a puta y lasciva.
Ser hada en vez de bruja.
Ser príncipe en vez de bufón.
Ser margarita en vez de piedra persistente, doliente… eterna.
La gente prefiere imaginarse ser
aunque conozcan su propio destino.
Yo elegí ser… pese a todo.
Y así me va.

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