alberto rodriguez lopez             
          Para Alberto Rodríguez López
Aquí mismo, como encendida entre caracolas y diamantes,
lívida de amaneceres entre enfermizas fronteras,
sueños imposibles o inútiles galeras que surcan
los paisajes ignotos de la esperanza.
Ahí está, alumbrándonos el horizonte,
magnánima y entregada, ardientemente vaporosa,
feliz sobre su propio influjo de diosa persistente.
Esa misma que nos alumbra el viaje
y que es tuya y mía sobre el instante fugaz del tiempo,
la que nos lapida y envuelve,
esta que nos nombra.
       Esta luna… esta eternidad
hecha segundo sobre un kilómetro más de vida.

Foto: Luis Martínez López