Vivimos y respiramos.
Hace algún tiempo pienso que el oxígeno debe ser, al fin y al cabo, mi único aliado.
El resto es pasajero, impredecible y, hasta, insoportable en algunas ocasiones.
Los amigos, las filias y las fobias son sólo pellizcos pasajeros que te ofrece este destino caprichoso y, a menudo, antipático.
Vivimos tiempos rarunos.
Vivimos tiempos.
Vivimos.
Y yo los sigo amando, a pesar de todo.