Me gustas.
Adoro tu olor a canela y esperanza.
Me enervan tus misterios.
El silencio de los párpados que buscan las maravillas del universo.
Envidio la frescura de tu futuro
y esa llave mágica con la que abres los días
que se agolpan, incesantes, en la acera de la memoria.
Me gustas.
Te amo.
Me llenas de latidos este espacio
en el que a menudo caigo desarmada,
descuidada,
despistada,
desesperanzada…
Tú eres el motivo.
La causa perfecta para retozar desnuda
en el húmedo paraíso de los vientres redondos.
Me gustas.
Te amo
.
Porque eres, en ti misma, ese faro sin tregua
que alumbra este ocaso de desangeladas palabras sin timbre ni memoria.
Esta es mi única herencia: el amor.
Hija mía, somos ciudadanas de la vida y la esperanza.