Todavía estamos aquí esperándote. Deshaciendo nudos, besando mascarones, peinando las espumas fugaces de un mar cada vez más embravecido.
Todavía estamos aquí esperándote. Tendiendo lianas de calcetines y jazmín, apurando pozos de lodos inclementes, encendiendo hogueras de pasiones desbocadas en el filo invisible de la esperanza.
Todavía estamos aquí esperándote. Amándote, deseándote.
Ahora que el otoño viene templando de ocre la estación fugaz de los días sin nombre.